viernes, 27 de diciembre de 2013

Festejarán a lo grande los 50 años del MAM

Se montará una exposición en homenaje al llamado "Padre de la arquitectura moderna mexicana", Pedro Ramírez Vázquez (1919-2013).
A propósito de la celebración de sus 50 años de existencia, el Museo de Arte Moderno (MAM) montará una exposición en homenaje al llamado "Padre de la arquitectura moderna mexicana", Pedro Ramírez Vázquez (1919-2013), adelantó la directora de ese espacio museístico, Silvia Navarrete.
El edificio del MAM se construyó en 1964 a partir de un diseño del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, en colaboración con Rafael Mijares.
En entrevista con Notimex, la también promotora cultural aseguró que la muestra, que se presentará en septiembre, "será la clave de los festejos, pues es él autor del museo y un personaje fascinante".
A decir de Navarrete, la idea de la exhibición es "desempolvar un poco la figura oficialista del arquitecto, pues se piensa en él como un creador que siempre estuvo cerca del poder, entonces, hay que quitar esa imagen, porque es un talento impresionante".
"(Ramírez Vázquez) es un tipo que se le salían ideas todo el tiempo, diseño muchas cosas. Este talento multifacético es lo que queremos rescatar y, sobre todo, mostrar que no ha envejecido", afirmó.
Lo que queremos hacer es una especie de reflexión, que parta del MAM pero que incluya el trabajo con otros museos; "hay que resaltar mucho su preocupación social, un aspecto de él olvidado", agregó.
De acuerdo con la Maestra en Letras Modernas, a la par de la muestra de Ramírez Vázquez, se llevarán a cabo otras exposiciones fotográficas, entre ella una de la alemana Giselle Font.
"Asimismo, tendremos una gran exposición de la colección del museo y una más sobre Fernando González Gortázar; ésta última es una suma de sus proyectos, tanto arquitectónicos como escultóricos", comentó.
Por otro lado, Ramírez Vázquez dejó a México un vasto legado de recintos emblemáticos, como el Museo Nacional de Antropología (MNA), el Palacio Legislativo de San Lázaro, la ex sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores (hoy Centro Cultural Tlatelolco), la Basílica de Guadalupe y el Estadio Azteca.
Originario de la Ciudad de México, el arquitecto nació el 16 de abril de 1919 y estudió arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Posteriormente, en esa casa de estudios impartió cátedra.
En 1968 fue presidente del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos, colaborando en el diseño de la imagen gráfica del encuentro deportivo.
MILENIO CULTURA
Reportaje especial...


Testimonios de vocación y pasión por la educación

La Universidad Autónoma de Nuevo León editó el libro “Una huella permanente”, publicación que contiene historias de vida de 80 Profesores Eméritos con más de tres décadas de servicio docente a la Institución.

En un muy emotivo evento, convivieron dos generaciones de universitarios: los Profesores Eméritos de la UANL y sus estudiantes, quienes habrán de abrevar el cúmulo de experiencias, motivaciones y pasiones de los que han dedicado ya más de 30 años a la docencia en la Máxima Casa de Estudios.

Este ejercicio se concretó durante la presentación del libro “Una huella permanente”, texto editado por la institución y que constituye una rica antología de anécdotas e historias de los Profesores Eméritos; la ceremonia se realizó el 10 de diciembre en la Biblioteca Universitaria “Raúl Rangel Frías”, en donde se develó una galería fotográfica de los homenajeados.

“Hoy que reconocimos a los 113 Profesores Eméritos con que cuenta la institución creo que nos quedamos cortos, porque ustedes representan a todos los docentes de la Máxima Casa de Estudios; hoy vivimos un proceso importante de cambio, pero gracias a sus asesorías podemos continuar en esta vocación nuestra que es la educación”, refirió el Rector Jesús Ancer Rodríguez.


Sinónimo de consolidación


El libro “Una huella permanente” reúne entrevistas a 83 Profesores Eméritos de 113 que tiene registro la UANL (30 son finados) y todos ellos comparten sus vivencias, su pasión por la Universidad, el amor a la camiseta y la satisfacción de formar a generaciones de alumnos durante décadas.

“Con los testimoniales integrados en este libro reafirmamos la vocación de todos ustedes, son una historia viviente que representa la verdad de la Universidad en estos 80 años de vida de la institución y queremos compartir su experiencia con los jóvenes, por eso voy a proponer al Consejo Universitario crear la Cátedra Profesor Emérito y que sea permanente”, adelantó el doctor Jesús Ancer Rodríguez.

Para la presentación de este texto, cada profesor distinguido se hizo acompañar de un estudiante a fin de sostener un diálogo y enriquecer así la relación entre ambos.

“La generosidad de compartir lo que saben es la raíz de su grandeza, nosotros somos su legado, su herencia, el fruto de sus esfuerzos; en este libro podemos ver que han sido ustedes quienes nos han ayudado a despegar, a ver; sé que ustedes maestros Eméritos, han cumplido su propósito de vida, con profunda sinceridad les hago mi reconocimiento más alto, padres de vida intelectual”, pronunció Andrea Montemayor Garza, Consejera Alumna de la Facultad de Filosofía y Letras.

Cabe señalar que el texto está organizado por orden alfabético tanto en los nombres de las personalidades como en el nombre de las preparatorias y facultades; y que se contó con la asesoría histórica por parte del Centro de Documentación y Archivo Histórico de la UANL.

De este selecto grupo de 113 Profesores Eméritos, el Rector Jesús Ancer Rodríguez entregó reconocimiento a tres de ellos: a la doctora María Ana Garza Barrientos, primera mujer en recibir esta distinción; al doctor José Mario Gutiérrez Garza, quien es el de mayor antigüedad con este nombramiento; y al ingeniero José Manuel López González, con una trayectoria de 64 años como docente y en activo.

“Estos maestros no son sino un botón de muestra del gran potencial académico, docente, técnico, espiritual y humano que posee la Universidad y como dicen los muchachos, qué buena onda que se conozca y se hable de los Profesores Eméritos, de esos signos eficaces del intelecto docente universitario y que la gente de todo el país debe conocer por su valía en el trabajo silencioso, integral y cotidiano”, dijo el ingeniero José Manuel López González, Decano de la Máxima Casa de Estudios.

 Por Esperanza Armendáriz
Fotografía José Luis Macías Nicanor


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